Luis era
la adoración de los papás hasta que llegó Alicia. Ella se convirtió en el
centro de todas las atenciones y regalos. Luis pasó a un último plano. Él
creció odiando a Alicia y cada vez que podía le quitaba lo que ella tuviese en
las manos, fuese un juguete o cualquier otra cosa. Los papás
pensaban que era un caso de "niño chipil" y nada más; ellos creyeron
que sería algo pasajero; sin embargo, entre más pasaba el tiempo, mayor rencor
acumulaba Luis: Ella obtenía excelentes calificaciones en la escuela y a él lo
reprobaban con frecuencia y mientras ella tenía mucho amigos, él no tenía más
que conocidos.
La
crisis sobrevino cuando Alicia cumplió quince años. Los papás "echaron la
casa por la ventana" con tal de que Alicia tuviera la mejor
fiesta posible. Luis prácticamente enloqueció y se encerró en su
cuarto el día de la fiesta. Alicia fue tocar la puerta de su
recámara con el fin de tranquilizarlo. Luis abrió la puerta, y entonces
ella le habló con dulzura: "Hermano, por favor, ven a mi fiesta, ésta no
significará nada para mí si no estás conmigo". Taimadamente, Luis la hizo
pasar a su cuarto y una vez que ella estuvo adentro, se le fue encima, ella
trató de calmarlo pero fue inútil. Ella quiso escapar y entonces él la
jaló del cabello y por el tirón, ella se golpeó la cabeza contra la esquina de
una mesa. Aparentemente estaba muerta. Luis enfureció, él había planeado
acuchillarla y no que muriese por accidente. De todos modos, tomó
una navaja larga de su buró y lo encajó con ira en todo el cuerpo de
la hermana ya muerta. Cuando se cansó de hacerlo, se detuvo y sus ojos le
brillaron al ocurrírsele una nueva fechoría.
Le
llamó por el celular a su mamá y le dijo: "¡Mamá, mi hermana ya va a bajar
las escaleras diles a los de la orquesta que empiecen a tocar el vals!".
Una vez que Luis escuchó los primeros acordes del "Danubio Azul"
empezó a descender las escaleras, ensangrentado de cara, manos y ropa...
Nadie hubiese imaginado ni en su peor pesadilla lo que estaban
viendo. Luis descendía por las monumentales escaleras de mármol, de color
negro y balaustradas a los lados; Luis venía enfundado en el vestido
ensangrentado y desgarrado de Alicia y en los brazos del fratricida estaba
el cuerpo de la hermana asesinada... ataviada con la ropa de Luis.
Luis was the shine and pride of his parents until Alicia was born. She
became the center of everybody; she received presents from each and every
person who came into her house. Luis was ignored completely. The minute Alicia
had something in her hands, he snatched it away. His parents thought this was
temporary, nothing serious, just another case of a jealous sibling. He
grew up hating his sister more and more every time: She obtained better grades
than him and had lots of friends whereas Luis was flunked by his teachers
very often and had no friends at all.
The breaking point happened when Alicia became
fifteen-years-old, her parents practically broke the bank to throw the best
party in town for their daughter. Luis practically went mad. The day of the
party, Luis locked himself up in his bedroom and would not come out. Alicia
decided to persuade him to enjoy the party as well, so, she knocked at his
door. He opened it and maliciously accepted her in.
Once she was inside his room, she spoke sweetly to
him: "Come on Luis, this party will mean nothing if you are not
there!" He was extremely angry, so she tried in vain to calm him down.
Then, she turned to the door to go away. He would not allow it, he pulled her
long hair towards him and she fell over a marble table and hit her head. It
seemed she was dead. He could not believe it, he had planned to kill her
himself, she could not die like that. So, he went to his night-table and took
out a knife and started stabbing her all over. When he got tired and bored, he
took out his cell-pone and called his mom: "Mom, my sis is coming down,
will you please let the musicians to start playing a waltz for her?
A couple of minutes later, he started climbing down the impressively
huge marble stairs, sided by a black balustrade. It was a terrible sight:
His hands, face and clothes were wet with blood, nobody could have imagined,
not even in their wildest nightmare what they were seeing: He had put on her
blood-stained and torn dress and he held in his arms the dead body of his
sister wearing his own clothes.
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